En Molina de Segura, la Dirección General de Salud Mental y el Ayuntamiento han vuelto a impulsar la campaña ‘#Yonomebenzo’ para luchar contra el uso indebido de tranquilizantes, en particular de benzodiacepinas, utilizadas para tratar la ansiedad, el insomnio y el estrés.

La estrategia ‘Yonomebenzo’ surge del interés de los médicos de familia del centro de salud ‘Jesús Marín’, con la colaboración de farmacias y agentes de salud, para abordar el abuso de estas sustancias en la localidad.

Para este fin, el Ayuntamiento de Molina ha recibido una financiación de 100.000 euros por parte del Servicio Murciano de Salud, permitiendo la implementación de programas de promoción y prevención de la salud.

Con la participación activa de los farmacéuticos locales, se busca brindar orientación a los pacientes sobre el uso correcto de estos medicamentos, promoviendo la derivación al médico en casos relacionados con la ansiedad, el estrés y el insomnio para reducir el consumo de tranquilizantes.

Según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, el consumo de benzodiacepinas ha aumentado significativamente en la última década, reflejando una tendencia actual de la sociedad a buscar soluciones farmacológicas a situaciones cotidianas.

En la Región de Murcia, el consumo de benzodiacepinas mostró un incremento interanual del 6,5% en 2021, alcanzando las 101 dosis por cada 1.000 habitantes al día. Además, se informa que un 10% de los murcianos y el 23% de los mayores de 65 años consumen benzodiacepinas diariamente.

Un estudio en Molina de Segura reveló que el 17% de la población consume benzodiacepinas, siendo mayor el uso inadecuado en el 80% de los casos, donde las mujeres y los adultos mayores son los principales consumidores.

Ante esta situación, un grupo de profesionales de la salud en Molina de Segura propuso la creación de un equipo multidisciplinario para diseñar una estrategia global y comunitaria, priorizando acciones en personas mayores y mujeres.

El objetivo principal de esta estrategia comunitaria es promover un uso racional de estos tratamientos, optimizando la prescripción y mejorando las condiciones de vida de aquellos que los utilizan para problemas cotidianos.